Presentación del libro "Memorias del Chaco" por el Editorial de la UNSa

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Desde la Editorial de la UNSa (EUNSa) presentan el libro "Memorias del Chaco" de Julia Zigarán. En este sentido, el Esp. Rafael Gutiérrez habla sobre la obra. Para ver la nota hace click aquí.

Este libro envuelve once relatos –breves pero potentes en materia cultural– hilados por las historias de las comunidades originarias del Chaco salteño. Cada uno de ellos nos traslada hacia la cotidianeidad vivencial de los pueblos indígenas dentro de este territorio. Se trata del registro de una formación cultural, atravesada por sus dolores, sus olvidos y sus sometimientos históricos, como así también sus resistencias y sus problemáticas ancladas en el presente.

Para conocer más, podes acercarte hasta las instalaciones de la EUNSa, ubicada en Avenida Bolivia 5150 ciudad de Salta 4400 (entrepiso de Imprenta UNSa) de lunes a viernes en los horarios de 9 a 12:30.

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Reseña del libro por Gabriel Pérez, estudiante avanzado del Profesorado y Licenciatura en Letras y becario de EUNSa:

Zigarán, Julia. Memorias del Chaco. 1er ed. – Salta: Universidad Nacional de Salta. EUNSa, 2021. 72 p.  

“¿Cómo era antes el Chaco, abuelo?”. Con esta pregunta, como una apertura a las historias de un pasado local, inicia Memorias del Chaco (2021), el último libro publicado de Julia Zigarán. La autora, profesora en Letras e investigadora, ha dedicado una vida al estudio de las lenguas y las culturas de las poblaciones originarias de la región chaqueña como así también a su accionar dentro de la Educación Cultural Bilingüe. Como parte íntegra de ello, su escritura de relatos infantiles sobre el mundo aborigen (De dónde somos, 1986; Allá en el monte, 1994) ha colaborado con el registro y la circulación de un acervo cultural de historias pertenecientes a las comunidades guaraníes y wichí dentro de los espacios educativos.

Este libro envuelve once relatos –breves pero potentes en materia cultural– hilados por las historias de las comunidades originarias del Chaco salteño. Cada uno de ellos nos traslada hacia la cotidianeidad vivencial de los pueblos indígenas dentro de este territorio. Se trata del registro de una formación cultural, atravesada por sus dolores, sus olvidos y sus sometimientos históricos, como así también sus resistencias y sus problemáticas ancladas en el presente. Los relatos dan cuenta del proceso mítico de un cambio profundo, donde la irrupción del otro se vivencia como una quiebra, un antes y un después en la historia del mundo: “El Chaco ha ido cambiando, nos cazaban los animalitos, voltiaban los árboles y todo se ponía seco; el Chaco había cambiado, ya no era alegre…”. Es el retorno vivo de la memoria ante una territorialidad perdida que se añora recuperar, como sucede en “Cuando tengamos la tierra”. Es la diferencia del tiempo en el Carnaval, ahora rodeado de flashes amenazantes y extraños sujetos que laceran el ritual.

El registro de estas memorias locales nos invita a movernos entre otras temporalidades, no lineales, otras formas de entender y vincularse con el mundo. Los relatos se sumergen en una memoria ancestral, transmitida en generaciones, cuyo registro se realiza con/desde la naturaleza en la atención de escuchar al monte y sus voces. Así, el tiempo de vida se registra por las estaciones del monte, por los tiempos de cosecha o la sequía, pues no es lo mismo nacer “cuando florece el algarrobo” o “cuando está graniando el maíz”. El río se vuelve el cauce de las historias de un pueblo, un amigo cotidiano en sus vidas, pero también temido por su bravura. Las inundaciones y los temblores son mensajes de los espíritus de la tierra ante la enfermedad y la muerte por el olvido de su población.

En este libro, como parte de su formación, la escritura de la autora se despliega entre migraciones. Por un lado, su labor etnográfica se entrecruza con la disposición narrativa para dar cuenta de aquellas historias míticas, los modos de procesar los hechos históricos y violentos de un pueblo, que vuelve hacia sí mismo a través de los relatos para dejar una huella de su identidad, de sus tiempos y de sus cosmovisiones. Por otro lado, en la obra hay un trabajo artesanal con el lenguaje: su materialidad se nutre de la oralidad para desplazarse hacia la escritura del español. A través de un registro poético, Zigarán reconstruye una sensibilidad histórica con la cual las comunidades de la región exploran y relatan las memorias de su territorio. 

Dichas migraciones –de lo etnográfico a lo narrativo, de las cosmovisiones y los tiempos, de los lenguajes y los registros– dan cuenta de la complejidad cultural de las historias que componen esta obra. Para ello, la autora actúa como mediadora cultural en la experiencia del lector: a partir de notas de pie de página, colabora con su comprensión a través de la traducción de ciertas expresiones de la lengua originaria o la recuperación de concepciones culturales que se ponen en juego dentro de cada relato particular.

Al igual que sus otros trabajos, Memorias del Chaco de Julia Zigarán bien merece habitar los espacios culturales de la región puesto que posibilita el reconocimiento de memorias locales, conformadas por historias de un pasado territorial, con sus modos propios de explicar, sentir y entender el mundo. Aquello permite distanciarse de una visión única y lineal del pasado regional para sumergirse en otras temporalidades, otras disposiciones narrativas y otras sensibilidades ancestrales que conforman las memorias dentro de este espacio.

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