MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA

. Secretaría de Extensión Universitaria

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Comunicado de Agustín Bocha Fernández Coordinador Programa Pueblos Originarios Secretaría Extensión Universitaria UNSa.

“Hay hombres, y mujeres, que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida, son los imprescindibles”. Nos dice Bertolt Brecht.

Se nos fue una imprescindible. Nuestra querida Norita Cortiñas. Dejándonos un ejemplo. Su vida. Su coherencia. Su compromiso. Su involucramiento. Su incansable búsqueda. Con sus compañeras, que fundaron Madres Plaza de Mayo, una Institución que se convirtió en un hito, una referencia internacional en la defensa de los Derechos Humanos, por y en la búsqueda del destino de sus hijos/as desaparecidos/as por esa cruel dictadura cívico militar religiosa. De una sencilla ama de casa, a un símbolo incuestionable.

Desde que secuestraron a Gustavo, su hijo, aquel quince de abril de 1977. Gustavo, que solía trabajar en la villa 31 junto al padre Carlos Mujica, hasta que la Triple A lo asesinó el once de mayo de 1974. Cruzándose con tantas madres, en Iglesias, Comisarías, Embajadas, distintas Delegaciones del Ejército, Fuerza Aérea, Armada, y en tantos otros sitios, construyendo el símbolo de las Madres, el pañuelo blanco, un pañal de sus hijos/as, para identificarse y reconocerse, organizando las Rondas de los jueves en Plaza de Mayo, tuvo que atravesar un proceso, inevitable, necesario. Deconstruir su formación, su educación en una sociedad patriarcal y machista. Proveerse de nuevas herramientas. Destruir su encorsetamiento en el que estaba sumida. Mirar con otros ojos la realidad. Intentar comprenderla…y aspirar transformarla. Por eso, su lucha por los Derechos Humanos no se acababa con el reclamo de verdad y justicia por los crímenes de la dictadura. No. Su mirada, entonces, fue holística. Abarcativa. Nuestra querida Norita. En qué trinchera no estuvo. Los derechos conculcados, violentados, de las minorías invisibilizadas de nuestra sociedad occidental, fueron las banderas que, entonces levantó. Por las que se involucró. Y nos las legó.

Desde nuestro modesto lugar, querida Norita, nos comprometemos, esperamos, aspiramos, que entre todos…pondremos lo que falta. Esta nota comenzó con un pensamiento del querido Bertolt Brecht, y la finalizamos compartiendo, “el regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida”. HLVS

Comunicado de Agustín Bocha Fernández Coordinador Programa Pueblos Originarios Secretaría Extensión Universitaria UNSA

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